Como un souflé, o así.
- Yolanda de Asumendi

- 10 sept
- 3 Min. de lectura
Postre ya tomaremos, ¿no? ¿Alguien quiere?
Yo, sí, que he comido muy pocas alubias esperando la tarta de queso
Yo también quiero postre
Pues pedimos la carta, ¿no...?
Me dirijo a la camarera con un gesto. Ella me mira:
Bai ¿Nos traerías la carta de postres?
Os retiro los platos y ya os digo.
Yo quiero souflé, dice Eneko "Souflé. ¿Dónde habrá oído este chaval hablar de souflé?
El sinsorgo de mi hermano Gorka seguro que le ha dicho cualquier tontería y como es un mimado de aúpa, ahora quiere souflé el señorito. Mi hermano lo mira casi con admiración. Ese chaval le gana por la mano: Todo lo que haga estará bien, todo lo que diga será tenido en cuenta como si fuera un oráculo. Y por supuesto, todo lo que pida se le dará. Souflé. Hay que joderse, hostia. Souflé. Mis otros dos hermanos, Mikel y Aritz andan hablando de sus cosas y ni se han dado cuenta de que Eneko ha pedido un souflé.
Llega la camarera y dice de corrido: tenéis pantxineta, gateaux basque, tarta de queso muy rica, cuajada y pastel de arroz. Yo pienso que no voy a tomar postre. Prefiero una copa. La comida ha estado muy bien. Menuda alubiada estupenda.
Mientras comemos todo va, porque hablamos poco y todo está muy rico. Se ríe, se comenta. Siempre hay un chiste (somos una familia muy aguda y con sentido del humor...) Y ningún comentario es baladí ni cae en saco roto: siempre suscita recuerdos, momentos, risas... Pero yo no estoy a gusto. He discutido con Juan Mari a la mañana y aún me dura el enfado. Él no ha querido venir a esta comida familiar. La verdad es que hacemos demasiadas y Juan Mari, al fin y al cabo, no es familia, familia. Es solo una pieza secundaria de esta estirpe tan endogámica: los Ilorriamendi, que acaban por hacer sentirse intrusos a los demás...Yo participo y me regodeo en ello delante de Juanma. Solo para fastidiarlo. Y lo más increíble es que lo consigo...
Bueno, ¿qué pasa con esos postres? Yo, desde luego un chupito de orujo blanco ya tomaría. Ya, pero postre también. Pues postre casi, no. Tienes que conducir, Itxaso. Come algo, anda. Ya he comido bastante y no me des la sobremesa, Gorka. Por favor te lo pido ¡Chica, pero qué terca eres...! ¿Y qué andas diciendo de sobremesa? ¡Ni sobremesa ni nada! Estás insoportable. Insoportable durante toda la comida, Itxaso. Siempre nos haces lo mismo. No me extraña que los aitas ya no quieran venir... Yo sé que tienen razón. Mis hermanos tienen razón: estoy insoportable y no tengo intención de dejar de estarlo. Es una "virtud" que tengo: la insoportabilidad. Es como si no lo pasara bien sin polémica...
Se acerca la camarera, intuyendo con la sabiduría que le dan sus años de profesión, que hay una nube, si no, negra, sí gris, sobre la mesa de los Ilorriamendi ¿Qué será pues? Pues mira, nos vas a traer dos tartas de queso, una cuajada, una pantxineta, un souflé ,orujo blanco bat, eta bi patxaranes. Igual yo también tomaría un patxarán -decide Gorka- Barkatu, orujo blanco bat, eta iru patxaranes. Souflé no tenemos -informa la camarera.- Y cómo así??? -se alarma Gorka- Ya siento, pero no es parte de nuestra carta. El pastel de arroz está rico, rico, potxolo, se dirige amable a Eneko... No quiero eso. -Se empeña Eneko-. Yo quiero un souflé como el que me contó el aita que tomasteis vosotros con el abu, en el Aitaren Eguna. Luego jugasteis un partido de fútbol en Ondarreta y fue uno de los mejores días de vuestras vidas... Los hermanos nos miramos recordando aquel día de San José. Me asombro y admiro al darme cuenta de que no había vuelto a recordarlo... Aquel día comimos magras con tomate en un merendero de Zarautz, y de postre un souflé que era como una nube flambeada... Hoy tomaremos tarta de queso. Yo también, claro, mis hermanos ya han decidido por mí... Pero mi copa de orujo blanco no me la quitan, todos los recuerdos de infancia. Hace tiempo que dejé de ser una cría. Y me gusta beber. Eskerrik Asko, le digo a la camarera cuando me coloca el chupito delante.
Bueno, ¿y qué me decís del Athletic? Vaya tres chicharros le clavó Aduriz al Valencia. Este año sacamos la Gabarra seguro. Cuando hablamos del Athletic, estamos todos los hermanos y el sobrino de acuerdo. La Gabarra no sé si sacaremos, pero nos sentimos tan orgullosos y esponjados como si fuéramos un souflé. Cuatro chupitos chocan en el centro de la mesa y cinco voces a la vez exclaman: ¡AÚPA ATHLETIC! Buena sobremesa será, pues. ¡Gero arte!



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